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Lo que debes conocer sobre el aceite de palma

Aceite de palma

El aceite de palma es el más utilizado del mundo

Está en multitud de productos que consumimos a diario pese a que no es una alternativa idónea desde el punto de vista nutricional. Además, su producción conlleva excesos mediambientales y sociales.

Qué es y para qué se usa

El aceite de palma es el más utilizado del mundo, por delante del de soja o el de colza. Se produce a partir de los frutos de la palma africana (Elaeis guineensis) y se ha convertido en una materia prima usada a nivel global para la elaboración de una gran cantidad de productos de la industria alimenticia y cosmética.

El aceite de palma está desplazando a las grasas hidrogenadas, que se han demostrado nocivas para la salud. No obstante, este aceite es muy rico en grasas saturadas, por lo que está lejos de ser una alternativa idónea desde el punto de vista del equilibrio nutricional y es preferible no abusar de él.

Afortunadamente, ahora los fabricantes están obligados a detallar en el etiquetado de ingredientes el tipo de grasa vegetal que emplean en sus productos.

Usos

  • Cremas y coberturas
    Se derrite a mayor temperatura que el chocolate, por eso es idóneo para mantener y almacenar las coberturas, pero en la boca funde peor.
  • Productos para untar
    Por la cantidad de grasas saturadas que contiene y que facilitan el untado, hace que se utilice en cremas de cacao y en margarinas.
  • Snacks y pasteles
    En galletas, tostadas o bollería industrial, como sustituto de las grasas hidrogenadas, poco cardiosaludables, y de la mantequilla, que es más cara.
  • Precocinados
    Se enrancia menos y su precio es bajo, por eso se usa para elaborar muchos platos de comida preparada.
  • Chips y aperitivos
    Porque aguanta más frituras que otras grasas. Aunque en España se usa en su lugar aceite de girasol o de oliva.
  • Productos de limpieza
    Es parte clave de la fórmula de jabones y detergentes por estar presente en sus tensioactivos.
  • Cosméticos
    Por su untuosidad, es una base óptima para muchos productos de belleza y cremas corporales.
  • Velas
    Alternativa a la cera o la parafina, para fabricar velas.

De dónde procede

La palma aceitera se cultiva en países tropicales, donde a menudo representa una base importante para las economías locales, así como una materia prima para la industria local.

Su cultivo en Indonesia y Malasia, los dos países que concentran el 85% de la producción mundial, ha tenido un fuerte impacto ambiental y social. Otros países exportadores de aceite de palma son Papúa Nueva Guinea, Colombia, Tailandia, Camboya, Brasil, México y África occidental.

La expansión de monocultivos intensivos, como las plantaciones de aceite de Palma, especialmente en el sudeste asiático, se ha asociado con la deforestación de los bosques tropicales, la apropiación de tierras pertenecientes a comunidades autóctonas, abusos contra los derechos humanos y la muerte de ejemplares de diferentes especies animales, como elefantes, orangutanes y tigres de Sumatra.

Según la UNEP (Progama medioambiental de Naciones unidas), las plantaciones de aceite de palma son la principal causa de la deforestación en Malasia e Indonesia. Aproximadamente el 70% de las plantaciones de palma en Indonesia y el 50% en Malasia, están situadas en zonas que previamente eran bosque tropical.

A qué se debe su éxito

El aceite de palma es económico, versátil y actualmente está dentro de un mercado estable.

Hay muchas razones para que el de palma se haya convertido en el aceite vegetal más consumido del mundo:

  • En alimentación, su condición sólida a temperatura ambiente y su textura untuosa permite sustituir la mantequilla o las grasas hidrogenadas de muchos productos procesados.
  • Es un ingrediente difícil de sustituir en otros sectores industriales, como el de la cosmética o los productos de limpieza. Además, su cultivo es más rentable que el de sus hipotéticos sustitutos, como el aceite de soja o el de coco.
  • Estas razones explican el auge del uso de este tipo de aceite, pero también del impacto social y ambiental de su producción, una de sus mayores pegas.

¿Producción sostenible?

Una de las cuestiones más controvertidas sobre la producción de aceite de palma es dilucidar si es posible una producción sostenible.

La respuesta es que es muy difícil que el cultivo de palma aceitera sea sostenible, ya que es un monocultivo que se da en zonas tropicales, y suele estar asociado a pérdida de biodiversidad, deforestación y contaminación.

Además, aunque el país productor recibe ingresos por la exportación del aceite de palma, los grandes perjudicados suelen ser las comunidades autóctonas, que habitualmente ven desaparecer su modo de vida tradicional a cambio de un puesto de trabajo en una gran plantación.

Para tratar de hacer frente a esta situación, se ha creado una iniciativa internacional voluntaria, la Mesa Redonda para el aceite de palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), que tiene la ventaja de agrupar a todos los actores de esta industria: productores, distribuidores, fabricantes y ONG.

La RSPO ha creado un sistema de certificación de aceite sostenible, que establece criterios y sistemas de auditoría que pretenden garantizar que la producción respete los derechos laborales y de las comunidades indígenas, que no se ocupen nuevas zonas de elevado valor medioambiental y que no se amenace la biodiversidad, además de promover prácticas agrícolas más limpias.

Esta organización cumple sus objetivos, pero con matices:

  • Es válido para las nuevas plantaciones, pero no soluciona los problemas creados en el pasado por empresas que ahora son miembros de la RSPO.
  • Es mejorable, ya que hay aspectos como el cambio climático o la prohibición de pesticidas especialmente peligrosos, como el paraquat, que todavía no se han abordado.
  • Todavía no se han hecho estudios de impacto que avalen que realmente suponen una mejora en el terreno.

No todo el aceite sostenible es igual. Hay varias fórmulas de abastecimiento de aceite de palma que pueden usar los fabricantes amparándose en que son sostenibles, pero no todas tienen el mismo valor:

Aceite certificado sostenible (CSPO): La RSPO certifica que el aceite de palma se produce de manera sostenible y que lo que se vende bajo esa nomenclatura de sostenible es efectivamente aceite producido en plantaciones certificadas.

El procedimiento de auditoría de la certificación incluye la revisión de la documentación, controles en el terreno y entrevistas con los actores externos (comunidades locales, organizaciones de trabajadores, pequeños agricultores, ONG nacionales…). A este tipo pertenecen los aceites Segregado, Identidad preservada y Mass balance.

Certificado de aceite de palma sostenible

Compra de certificados Book&Claim: Liderado por Greenpalm, implica que se paga a un productor de aceite sostenible por las certificaciones, aunque el aceite que realmente se utilice pueda provenir de cualquier fuente.

Si bien es verdad que con el dinero desembolsado por los certificados Book&Claim se apoya económicamente la producción sostenible y este hecho es mejor que nada, también es cierto que se sigue adquiriendo aceite de palma no certificado como sostenible. El sello GreenPalm, que se pone en los productos que siguen este sistema, resulta engañoso para el consumidor por ser demasiado similar al sello RSPO, sin contener aceite certificado sostenible.

El sello de Greenpalm

Un ejemplo sangrante

Si bien el impacto de la RSPO está por demostrar, la peor circunstancia de este proceso la protagonizan las empresas que aún siguen sin tener en cuenta en absoluto la sostenibilidad en el cultivo de esta materia prima, como el caso Herakles:

Herakles es un cultivador de palma aceitera de Estados Unidos, miembro de la RSPO desde 2011. Esta compañía pretende crear una plantación de palma aceitera de 70.000 hectáreas en un paraje de Camerún cubierto por bosque tropical y rodeado por dos parques nacionales, una reserva forestal y un santuario de vida silvestre.

Al ser miembro de la RSPO, y tener, por tanto, la obligación de respetar sus normas, Herakles no podía continuar con ese proyecto. Así que la empresa decidió renunciar a su compromiso con la RSPO y continuar sus actividades ‘al modo tradicional’.

La Organización de Consumidores y Usuarios OCU, considera que los fabricantes de productos de consumo deberían vetar el aceite de palma producido de manera no sostenible y garantizar al consumidor el respeto de unos mínimos medioambientales y sociales.