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Playas salvajes de Cataluña para cuidar y respetar

PLAYAS VÍRGENES CATALANAS

Id a las playas catalanas pero respetadlas

En los 826,5 kilómetros que se extiende la costa catalana, entre el cabo Falcó y el río de la Sénia, todavía es posible plantar la toalla en una cuantas calas que conservan su belleza indómita, casi intacta.

Platja Fonda (Begur)

Platja Fonda (Begur)

Situada a los pies del acantilado que le da sombra y rodeada de una gran ‘pared’ que la protege, es una de las calas más curiosas de la Costa Brava. Par acceder a ella tendréis que bajar unas cuantas escaleras en bastante buen estado pero poco aptas para niños pequeños y personas mayores. Aunque hace unos cuantos años era habitual ver un chiringuito durante los meses de verano, todavía es un escondite indómito: una pequeña cala de unos 130 metros de longitud y 35 de ancho que ha permanecido virgen y salvaje en el sentido más primitivo del término.

Platja de l'Illot (L'Ametlla de Mar)

Platja de l’Illot (L’Ametlla de Mar)

En la Costa Daurada predominan las playas de arena muy fina y suave pendiente, aquellas en las que tienes que caminar muchos metros mar adentro para que el agua te llegue al ombligo. Pero de vez en cuando, el litoral se rebela y ofrece sorpresas, como la playa de l’Illot (islote), al sur de la Ametlla de Mar, una pequeña cala de guijarros con un roquedal rojo que la rodea y los pinos que llegan a ras de agua. Y, claro, el islote, emergiendo entre las olas, que todavía hace el paisaje más bucólico.

Cala Tavellera (Port de la Selva)

Cala Tavellera (Port de la Selva)

El punto más oriental de la península Ibérica es también la parte más salvaje de la Costa Brava, una auténtica ‘finis terrae’ tan espectacular como traidora, sembrada de ruinas de hace mil años y todavía muy celosa de sus secretos. Uno de ellos es la cala Tavellera, situado a unos dos kilómetros del Port de la Selva pero solo accesible a pie a través del GR11, el sendero que conecta el Mediterráneo con el Atlántico.

La Punta del Fangar (Deltebre)

La Punta del Fangar (Deltebre)

El norte del siempre recomendable delta del Ebro está formado por una inmensa lengua de arena, la península del Fangar, que se va estrechando y curvando hasta llegar a cerrar una gran cantidad de agua salada formando un mar interior que se conoce como el puerto del Fangar. Es un espacio singular único, un desierto con dunas, algunas móviles y otras fijas, donde incluso se producen espejismos en días de bastante insolación. También encontraréis algunos espacios protegidos para la nidificación de charranes y gaviotas, lo que hace el sitio todavía más especial.

Platja del Trabucador (Sant Carles de la Ràpita)

Platja del Trabucador (Sant Carles de la Ràpita)

Esta playa es la estrecha franja que hay al sur que une el Delta con la península de la punta de la Banya. Tiene seis kilómetros de largo y una anchura media de tan solo un centenar de metros; un lado de la barra lo remoja el Mediterráneo abierto, y el otro, las aguas de la tranquila bahía de los Alfacs, con un montón de aves acuáticas que se bañan.

Platja de Sa Sabolla (Cadaqués)

Platja de Sa Sabolla (Cadaqués)

Sa Sabolla es una de las calas más solitarias de la Costa Brava. Y no es extraño, ya que para acceder a ella hay que hacerlo a pie –con una buena excursión que, eso sí, pasa por preciosos tramos del camino de ronda– o, si disponéis de una barca, con transporte marítimo. El paisaje es abrupto, lleno de rocas de pizarra: un lugar paradisíaco que debéis visitar.

Illa Roja (Begur)

Illa Roja (Begur)

La única playa de la zona central de la Costa Brava es singular por los colores rojizos de la roca que emerge del agua, y de aquí su nombre. Para llegar hay que dar un buen paseo desde el camino de ronda, pero una vez allí descubriréis un playa sin servicios y ruidos y rodeada de acantilados. Una de las más bonitas de Cataluña y con tradición nudista.

Cala Estreta (Palamós)

Cala Estreta (Palamós)

Hay quien dice que es la cala de la cual los del Baix Empordà están más orgullosos. Y si alguna vez la visitáis entenderéis por qué: es preciosa. Ahora bien, como toda recompensa requiere un esfuerzo, durante los meses de verano no podréis ir con vehículo motorizado, y deberéis hacer una caminata de unos tres cuartos de hora desde la playa del Castell. És habitual ver a gente practicando nudismo.

Cala de Sa Futadera (Tossa de Mar)

Cala de Sa Futadera (Tossa de Mar)

No es recomendable si sufrís vértigo, porque si es así quizá os mareáis a la hora de bajar hasta esta cala. Pero una vez allí encontraréis aguas cristalinas, de esas a las os querréis tirar de cabeza aunque estén heladas, y no es, ni de lejos, de las calas que están más concurridas durante la temporada de verano.

Cala Fonda (Tarragona)

Cala Fonda (Tarragona)

En medio del bosque de la Marquesa, esta playa virgen tiene 200 metros de longitud por 25 de ancho, es nudista y se la conoce popularmente con el nombre de Waikiki. Para llegar hay que caminar unos tres kilómetros desde la playa Llarga en dirección este. Es una de las playas mejor conservadas del litoral tarraconense.


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